P. Vizcay/DIARIO DE LEÓN
Hasta que finalice la temporada de caza menor, y teniendo en cuenta la escasez de perdiz y liebre, algunos acotados han decidido cerrar dichas especies y organizar cacerías para el jabalí o para el control de predadores. Para poder organizar batidas de jabalí es preciso que el plan cinegético lo contemple como especie cazable. De no ser así no se podrá batir salvo cuando los daños en cultivos permitan o recomienden la solicitud de cacerías.
En esta temporada, más que nunca debido a la escasez de caza menor, es imprescindible de controlar a los depredadores para garantizar que no causen un daño irreparable en las especies cinegéticas especialmente en su época de cría. El importante retroceso de las poblaciones de perdiz y liebre ha venido coincidiendo con el incremento relativo en las poblaciones de córvidos y urracas y espectacular del zorro, el más astuto de los depredadores.
El zorro puede encontrarse en su madriguera, de donde se le saca con mucha dificultad siempre que se disponga de perros adecuados. En los campos de maíz suele encontrarse encamado o simplemente escondido. Aquí se utilizan perros de rastro, sabuesos, grifones y a veces podencos o determinados cruces que combinen olfato y agarre. La caza resulta espectacular, ya que en el momento que los perros olfatean un rastro, que de por sí es muy fuerte, se producen emocionantes «ladras».
El zorro puede burlar a los perros y volver sobre sus propios pasos, de forma que es preciso cubrir la retaguardia. En otras ocasiones se percata de la presencia de cazadores en el borde del maizal y se resiste a salir. En campo abierto es una presa fácil, pues no se mueve con excesiva velocidad. A corta distancia basta utilizar perdigón del doble cero para abatirlo. En todo caso, y según los cálculos más optimistas, con este sistema apenas llegan a eliminarse uno de cada tres cánidos.
Control de daños
Este es otro apartado que preocupa especialmente a los cotos de caza que se ven obligados a indemnizar a los agricultores o ganaderos cuando los daños son importantes y visibles. Aquí el principal causante es el jabalí que, al igual que el zorro, se ha beneficiado del cambio de cultivos con la implantación del maíz. Pero además el jabalí ocasiona también multitud de accidentes de tráfico con daños a vehículos que casi siempre el juzgado obliga a abonar el titular del Coto a través del seguro que tiene suscrito y cuyas pólizas no cesan de incrementarse año tras año.
En este tipo de batidas el efecto deseado es ahuyentar a los animales, de forma que si importante es abatir el mayor número, no lo es menos desalojarlos, si bien es más que probable que se dirigirán hacia otros pueblos en los que seguirán haciendo daño. El jabalí, especialmente cuando tiene cría, acostumbra a revolcarse en el maíz para derribarlo de forma que la mazorca quede al alcance de los jabatos, por lo que es más el daño que produce que el grano que realmente consume.
Hasta la fecha los resultados de estas cacerías están siendo bastante pobres, si se tiene en cuenta la cantidad de zorros y jabalís que pueblan los maizales. «En todas las cacerías los perros arrancan animales, pero como las manchas de maíz son tan extensas, muy pocas veces conseguimos dispararles» comenta un cazador de Laguna de Negrillos. Hasta el 31 de enero no se cerrará oficialmente la temporada de caza menor, mientras que el jabalí podrá seguirse cazando hasta el 15 de febrero.
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